Andreu Colmenar quedó sorprendido ante la propuesta de Lijesus. Él había tratado de trabajar por el Principado y por sus ciudadanos desde su llegada a Urgel, y su labor, con mayor o menor número de éxitos o fracasos, la había desempeñado con toda su alma al servicio del Altísimo.
Por ello le entristecia el derrotero que estaba llevando el debate, puesto que si el máximo representante del Principado no consideraba que su puesto le era otorgado por gracia del Altísimo, suponía una ruptura con el pensamiento de la época. ¡Quién hubiera imaginado apenas 10 años antes que la fe llegaría a desplazarse incluso en las más altas instituciones!
- Honorables notables del Principado de Cataluña: es motivo de orgullo para mi persona el encontrarme aquí entre ustedes representando a los ciudadanos de nuestras tierras para la elección del Príncep, y más aún el hecho de figurar como candidato para dicho puesto. Sin dudas la aparición de esta figura representará un antes y un después en el Principat, así que nuestra labor en esta sala es revestida de una gran importancia.
Pero por encima de lo que yo haya hecho por el Principat y sus gentes, soy un siervo del Altísimo y me debo a él, y por ello renuncio al honor que me brindáis como candidato al Trono del Principat de Catalunya y retiro mi candidatura.
El urgelino deseaba sinceramente un proceso igualitario y de consenso, para que el finalmente designado Príncipe fuera figura de unión y representativa de todos los catalanes. Y si en sus manos estaba el ayudar, lo haría como siempre lo había hecho.